domingo, 30 de enero de 2011

El sexto palacio

Estaba el tesoro, y también el guardián del tesoro; y los huesos blanquecinos de los que habían intentado inútilmente apoderarse de él. En cierto modo, hasta los huesos habían embellecido, tirados allí, a un lado del portal de la cámara del tesoro, bajo el resplandeciente arco de los cielos. El tesoro embellecía todas las cosas que lo rodeaban... incluso los blancos huesos, incluso al severo guardián...
Autor: Robert Silverberg 

Corolario: Quiero que seas mi tesoro o ser blanquecinos huesos.


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